Los secretos de los alquimistas
Los alquimistas eran los practicantes de la alquimia. Esta era una antigua práctica que combina aspectos como la ciencia, la religión, la magia y la metalurgia. Fue muy común en la Edad Media. Se sabe que los orígenes de la alquimia datan de hace miles de años. Además, la palabra alquimia proviene de la palabra árabe: al-khīmiyā.
Esta suerte de protociencia gana en occidente cierta de fama de esoterismo, de círculo cerrado con iniciados que aprenden secretos dentro de una hermandad integrada por los alquimistas. Se sabe que las bases de esta práctica se gestan en el cercano y en el lejano oriente. Incluye ciertas leyendas y modos, tales como la transmutación de los metales en oro, la búsqueda de la eterna juventud y la capacidad de convertir los espíritus en materia e incluso revivir a los muertos.
El primer alquimista que se conoce en la historia
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Hablar de los alquimistas implica una larga lista de personas. No obstante, siempre es de utilidad ir al hito fundacional. Es decir, en nuestro caso buscar quien fue el primer alquimista reconocido. ¿De dónde era? ¿Qué cosas hizo? La idea es reconocer a este personaje y comprenderlo como pionero de una disciplina que entremezcla magia y ciencia.
Tal y como indicamos al principio, ocurre que la alquimia no surge en Europa. Proviene de otras partes del mundo y parece cristalizarse en el medioevo europeo. Es por ello que muchos consideran que el primero de los alquimistas es en realidad alguien de Asia. Nos referimos al chino Ko-Hung (283-343 d.C.?). Se dice que era un maestro taoísta. Igualmente, deja como legado el primer tratado alquímico, el cual es conocido como Nei P’ien.
En las páginas del texto antes mencionado se habla de muchos temas. Por ejemplo, abordan y describen recetas de elixires a base de arsénico y mercurio. En buena medida, también es una suerte de libro de filosofía, ya que trata temas como el alma, las ciencias naturales y la filosofía. Quizás, uno de los tópicos que más llama la atención es la fórmula de inmortalidad, la cual es descrita de la siguiente manera:
“Se necesita tres libra de cinabrio, una libra de miel. Todo esto se mezcla y se pone a secar bajo el sol. Acto seguido, se debe poner a tostar bajo el fuego. Con este material se le da forma a una píldora. La idea es tomar, cada mañana, un total de diez de estas píldoras. En menos de un año sucederá que los cabellos blancos se tornarán negros, los dientes volverán a crecer. Si un hombre anciano toma esta medicina por cierto tiempo, entonces podrá tornarse joven de nuevo”.
La fórmula de la inmortalidad es una de las más indagadas por los alquimistas. No obstante, es el propio Ko-Hung― el primero de ellos― quien da una opción al respecto.
Un breve lista con los alquimistas más famosos
Como dijimos al inicio de este post, ocurre que deseamos centrarnos en los alquimistas. Por eso, hemos eslabonado una selección sucinta de practicantes de la alquimia que han labrado su nombre en las crónicas de esta disciplina.
- Roger Bacon: era conocido como el Doctor MIrabilis (en latín el Doctor Admirable). Muchos lo consideran el autor de dos textos medulares en el conocimiento alquímico, siendo estos el Manuscrito Voynich y el Alquimia Speculum Alchemia.
- Nicolás Flamel: era de origen francés, a la vez que excelente escribano y copista. Se dice que en sus andanzas consigue un grimorio (libro con conocimientos mágicos) tan complejo que tardó 21 años en descifrar.
- Geber: es considerado el más relevante de los alquimistas árabes. Su nombre completo era Abu Abd Allah Jabir Ibn Hayyan Al Sufi. Es considera el más relevante de los alquimistas árabes. Se afirma que gracias a sus investigaciones es que se descubre el nitrato de plata.
- Johanned Conrad Dippel: astrólogo, teólogo, médico y alquimista alemán. Se dice que invirtió mucho de su tiempo tratando de transferir un alma a un cadáver. Muchos dan por sentado que la escritora Mary Shelley se inspira en este hombre cuando escribe su famosa novela Frankenstein.
- Paracelso: astrólogo, médico y sabio suizo. Muy famoso entre los alquimistas ya que se decía que había logrado la transmutación del plomo en oro. Su verdadero nombre era Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim. Este largo apelativo él decide cambiarlo a Paracelso, que en latín significa “parecido a Celso”¸ siendo este último un notable médico romanos del siglo I.
- John Dee: fue un genio londinense que trabajó como astrónomo, filósofo y doctor. Se dice que llegó a dominar el arte de hablar con demonios y con ángeles, quienes le dieron conocimientos abismales en el ámbito del ocultismo.
Junto a los antes mencionados, hay muchos otros que integran la lista de los alquimistas. Muchos de ellos fueron consagrados después como integrantes de la ciencia, ya que en buena medida sus experimentos dieron lugar a la química moderna. No obstante, hay que dejar en claro que sus inicios fueron basados en las ambiciones alquímicas.
El taller de los alquimistas
Usualmente, los alquimistas tenían un taller donde hacían sus experimentos y trabajos. Era muy parecido a los laboratorios actuales. No obstante, muchos de estos talleres derivaban de la metalurgia, por lo que nunca faltaba un yunque o un fuego para derretir metales. Igualmente, abundaban los frascos de vidrio y otros implementos para manejar sustancias.
Cierto grupo, entre los alquimistas, indaga en el cuerpo humano o animal, y por ello llegan a tener verdaderos sitios de disección y mesas de autopsia para trabajar con cadáveres. Algunos pretendían devolver la vida a los muertos, otros plantean combinar partes de diversos cadáveres para revivirlos.
El mito de los alquimistas en nuestra época
Sobre los alquimistas se ha fantaseado mucho. En el cine y la televisión hay series donde se les representa, siempre con un aura de misterio. Igualmente, la literatura de ficción se ha valido de estos personajes para crear historias que atrapan al público en general. Si deseas saber más sobre este tema, ponte en contacto con nosotros a través del número telefónico 806 00 27 50.